¿Por qué el Reino Unido no tiene una constitución escrita?
La constitución británica evolucionó con el correr de los siglos. A diferencia de la constitución de los Estados Unidos, Francia y muchos países del Commonwealth, la constitución del Reino Unido nunca fue unificada en un solo cuerpo, sino que está conformada por derecho no escrito, derecho escrito y convenciones.
De todos los países democráticos del mundo, sólo Israel puede compararse con el Reino Unido por el hecho de carecer de un documento único que codifique la forma en que funcionan sus instituciones políticas y establezca los derechos y obligaciones fundamentales de sus ciudadanos. El Reino Unido, sin embargo, posee importantes documentos constitucionales, como por ejemplo la Carta Magna de 1215, que protege los derechos de la comunidad frente a la Corona; la Carta de Derechos de 1689, que amplió las facultades del Parlamento de forma tal que el Soberano no pudiera ignorar la voluntad del Gobierno, y la Ley de Reforma de 1832, que reformó el sistema de representación parlamentaria.
El derecho no escrito nunca ha sido definido con precisión. Surge de la costumbre jurídica o de los precedentes judiciales y es interpretado en los tribunales por los jueces. Las convenciones son normas y prácticas sin fuerza de ley, pero consideradas indispensables para el funcionamiento del gobierno. Muchos acuerdos derivan de los acontecimientos históricos que dieron lugar a la evolución del sistema de gobierno británico. Una de las convenciones es la responsabilidad ministerial, es decir, que los Ministros son imputables por lo que sucede en sus respectivas carteras. La constitución puede ser modificada por Ley del Parlamento o por acuerdo general de modificar una convención.
La flexibilidad de la constitución británica permite explicar el porqué de su amplio desarrollo con el paso de los años. No obstante, desde que el Reino Unido ingresó a la Comunidad Europea en 1973, las decisiones de la Corte de Justicia Europea han determinado y codificado cada vez más el derecho británico en las áreas comprendidas por los diversos tratados, de los cuales el país es parte. A raíz de este proceso, las disposiciones constitucionales y jurídicas británicas están comenzando a parecerse a las del resto de Europa.